domingo, 20 de septiembre de 2015

Despedidas

Me encuentro en un tren rumbo a mi casa. Este es uno de los mejores sitios para pensar, entre vagones, mientras miras por la ventanilla y observas lo que dejas atrás: lugares, momentos, risas, canciones, personas. También puedes asomarte hacia adelante y ver lo nuevo que te espera a partir de mañana: sitio nuevo, gente nueva, metas, miedos, y la carrera que siempre soñaste hacer desde pequeña.
Tenía unas ganas inmensas de empezar esta nueva etapa de mi vida hasta que llegaron estos dos últimos días. Días en los que he vivido emociones a flor de piel, días de reencuentros con personas especiales, de sonrisas y de buenos deseos.
La emoción más inmensa llegó anoche, cuando asistí a un concierto en el cual 5 actuaciones me marcaron para siempre. Canciones de esas que te llegan, de las que cuando miras a los ojos a la artista que tienes enfrente sabes que abarca mucho más, no sólo arte. Y así es. Porque desde que llegué aquí ayer me he sentido como en casa, me han tratado como en casa y me han regalado situaciones de esas que sólo ocurren en familia. Sin embargo, mentiría y me quedaría muy simple si dijera que han sido sólo dos días, porque lo cierto es, que aunque nos separen algunos kilómetros, ellos siempre han estado y están.
Estoy montada en el tren y tengo una mezcla de sentimientos e ideas rondándome desde la cabeza al corazón. Triste por un lado, porque cuando estás así de bien, con gente a la que por desgracia no ves todos los días, no te quieres ir. Y los miras al despedirte, y te sientes tan vulnerable que ya no sabes si sonreír o hincharte a llorar. Pero por otro lado, hay un pellizco en mi interior que me obliga a darme buena onda y energía, porque sabes con certeza que no es un "adiós" sino un "hasta pronto". Sabes que habrá un reencuentro pronto, o quizás no tan pronto, pero cuando llegue tendréis ese momento para compartir ideas nuevas, sonrisas nuevas, noticias nuevas y lo que surja.
Sigo mirando por la ventana, sigo en la provincia de Cádiz y ya veo el atardecer. Atardece en las miradas, en los gestos, en las batallas, en los sueños. Atardece hasta en mis palabras. Y pronto amanecerá un nuevo día con nuevos propósitos y méritos.
Y llegará un día en el que despertaremos y el mundo será un poco más justo, más tolerante, más solidario. Y no se castigará al que trabaja día a día, y se compensará al trabajo bien hecho. Y a los artistas que buscan el pan de cada día como tantas personas, se les hará el hueco que merecen, porque los que valen siempre tienen sitio. Y mientras la música siga existiendo, siempre habrá una salida. Y mientras tu sigas cantando, yo siempre tendré un motivo más para escribir.
Ya estoy en la provincia de Sevilla y sigo escribiendo... es que ya sabéis, el tren da para pensar demasiado...
Y ya pronto se apagarán las luces, y se encenderán los sueños. Y seguiremos con nuestras vidas, nuestras historias, nuestras idas y venidas, pero mientras pueda recordar momentos como estos dos últimos días, siempre tendré la certeza de que pronto regresaré.
Gracias a mi gente de Chiclana, en especial a vosotros, David y Nani.
Ya nunca será lo mismo sin haberos conocido, porque habéis hecho que siempre merezca la pena.
Suerte, salud... Y va por ustedes...