viernes, 30 de agosto de 2019

#VistoEnElJueves, o el pellizco que se le cogió a Sevilla

Nocturama celebra este año su 15º aniversario y lo hace con tres días de música en un espacio abierto y radiante donde el hilo musical y el "buenrollismo" sirven de conector entre el público presente. Ayer comenzó esta edición con un cartel versátil e inteligente; y cuando se conjugan inteligencia y corazón, pasan cosas que se escapan de la razón. Ayer ocurrió eso con la segunda actuación.

Era la primera vez. Desde que se presentara en marzo como una toma de contacto con el público hispalense, #VistoEnElJueves no había vuelto a pasar por el filtro de los oídos sevillanos. Y pasó ayer. En un enclave abierto y al aire libre que invitaba a recordar, a expresar, a soñar, a imaginar, a crear, a respetar, a reflexionar y a concienciar. Todo eso es posible en un concierto de Rocío Márquez.

22:30 de la noche. Apareció sola en escena con un romance recitado y acompasado, con el paso firme y latente y la mirada puesta ya en el horizonte de la historia que nos contaría durante toda la noche. Una historia sin final o con final abierto, o al menos, el que tú le quieras dar. Aglutinó en un segundo a todos los asistentes invitándoles a pasar y a llegar juntos a la meta.

Una meta a la que tampoco se enfrentaría sola. Lo hizo todo el tiempo (y en tiempos intercalados) con la virtuosa guitarra de Juan Antonio Suárez "Canito", y los sones enérgicos y alentadores de Agustín Diassera, en la percusión.

La bulería Trago Amargo sirvió de expresión de su flamenco natal, del compás engrandecido y de "partirnos la camisa" nada más comenzar.

Entorná la puerta fue un punto de inflexión para mantener la calma y los ojos bien abiertos. Para disfrutar el momento, acunar cada letra; para sonreír hasta decir "basta", y decir "ole" en cada pausa.

El último organito nos transportó a los barrios, a las calles, a la sociedad que quiere cambiar pero se le resiste el progreso; a la verdad y a la vida.

Una vida de imagen Más verdad volvieron a emocionar por su calidad y su verdad, por su redonda imperfección y por su perfecto hilo reflexivo y actual. Por recordar a casa, a puertas para adentro y a visión globalizada del mundo en general. "Por ver si en un mundo nuevo existiera más verdad".

Cuántos corazones y sonrisas vibraron a la vez al escuchar los gritos sordos de los Andaluces de Jaén... Se agradeció el homenaje a la tierra, al campesino, a Miguel Hernández y a la baja Andaucía.

Una Andalucía que volvió a sonar poco después con una introducción por malagueña y que desató la locura a ritmo de cascabel y de guitarra muy nuestra. Una letra que entra como lanza a fuego y que parte el alma, que emociona, que transmite, que hace pensar y que resiste. Una letra que duele para el que la siente y que Rocío Márquez cantó con la mano en el corazón por su compromiso social y cultural con esta tierra. (Y con unos arreglos maravillosos).

También llegó Empezaron los cuarenta, en una perfecta ejecución con la percusión de Agustín Diassera que, inevitablemente, nos mostró el motivo y la razón de este trabajo discográfico. La reutilización, la fusión, las nuevas miradas, mantener la esencia, el toque de atención, el arte sin conjeturas, la libertad, la memoria y la actualidad.

Un río de coplas vino como una fuente arrolladora de emociones y de fuerza con Se nos rompió el amor. Guiño a las mujeres flamencas recordando, no sólo a Rocío Jurado, sino también a la Fernanda y Bernarda de Utrera.

No quisiera olvidar nada, ni tampoco Luz de Luna, que abre el disco y que cerró (casi) este espectáculo privilegiado para los sentidos. Como para olvidarlo. Desde que se da la primera nota se te encoge algo por dentro que te deja casi sin aliento. Una recreación mágica de un gran tema que hace suyo y que nos regala. Un chorro de voz que ilumina cada esquina, cada casa y cada problema. Abre puertas en murallas y puentes en ventanas. Ayer, afortunadamente, tuvimos luz de luna para mucho tiempo.

Advirtiéndose el final, no podía irse sin desplegar las alas de su Águila Imperial, dos fandangos brillantes, necesarios, acogedores y reflexivos, que pusieron el punto y final a una noche emblemática en la que colgamos la bandera del arte y la libertad.

Del directo de  #VistoEnElJueves destacaría la garra y el talento, la profesionalidad, la emoción desmesurada, la naturalidad, la capacidad de hacerte salir del sitio pensando e ideando, e incluso sabiendo que, a partir de ahora, algo en ti ha cambiado por dentro. Lo inesperado, lo casual, lo no pactado y, sobre todo, la complicidad de tres artistas que te pellizcan de principio a fin. A mí todavía me duele.

/Fati Pizarro/.